Fechas: 16 octubre 2008 hasta 13 abril 2009
El museo arqueológico acoge por primera vez una gran muestra dedicada a las extraordinarias esculturas que en casi tres siglos de descubrimientos han sido rescatadas de la antigua Herculano.
Ercolano, era una antigua ciudad romana de la región de Campania, más pequeña y más rica que Pompeya. Hoy es conocida porque sus calles y casas se conservaron, junto con las de Pompeya, al ser enterradas bajo las cenizas de la erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79 d.C.
Debido a este hecho trágico para sus habitantes que murieron intentando huir, muchas de sus riquezas y maravillas han sido conservadas y hoy están a disposición para que podamos disfrutar y aprender de ellas y del legado romano.
En la exposición, nos adentramos en el pasado, empezando con un recorrido por las portentosas esculturas de dioses y héroes. Atenea, Zeus, Hércules… nos vemos rodeados por todas estas grandes y prominentes estatuas, algunas aún conservan el color en los ojos y en los cabellos, dándoles un aspecto entre terrorífico y abrumador.
Proseguimos con una colección de las dinastías imperiales representadas por colosales estatuas de emperadores y de otros miembros de la dinastía Julio-Claudia provenientes del Augusteum, el lugar para el culto imperial en la antigua Herculano. Las sucesivas secciones están dedicadas a los bustos y estatuas de miembros de las ilustres familias herculanas y a numerosas esculturas encontradas en la famosa Villa de los Papiros. Esta hermosa villa es conocida por ser la más lujosa de las villas herculanas, y está identificada como el fastuoso retiro con vistas al mar de Lucio Calpurnio, suegro de Julio César.
Subimos al primer piso y encontramos los retratos de la gente común y otros mosaicos de diversa naturaleza que adornaban las villas de Herculano. Representaciones de escenas mitológicas, de batallas, de los dioses olímpicos… una espléndida colección de grandes mosaicos llenos de color y muy bien conservados, a pesar de algunos desperfectos debido a su antigüedad.
Finalmente, en este mismo piso, nos adentramos en una sección más sombría. Una sala un tanto oscura con unas cortinas negras nos conducen hasta una zona un poco aislada, donde encontramos un escaparate en el que vemos como emergen entre las tinieblas los esqueletos de los pobres herculanos: hombres, mujeres y niños que en vano buscaban refugio de la erupción del Vesubio en la playa. Definitivamente la zona más macabra de toda la exposición, dado que los esqueletos están todos juntos y se puede apreciar el dramatismo de la situación.
Una exposición muy interesante y recomendable para cualquier interesado en el pasado del antiguo imperio romano. Pompeya y Herculano son dos grandes tesoros de la arqueología y vale la pena verlos y poder disfrutar de todo el testimonio histórico que nos han dejado debido a su particular y trágica forma de desaparecer a manos del terrible Vesubio. Tras el recorrido por esta exposición dedicada a Herculano, es una visita obligada el resto del museo arqueológico, que alberga unos espectaculares mosaicos provenientes de Pompeya. Entre ellos, el famoso mosaico de la batalla de Gaugamela, donde Alejandro Magno se enfrentó a los ejércitos persas.
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