
Desde el nacimiento de la sociedad consumista a mitades del siglo XX, ésta ha ido creciendo como modelo, que parece que sólo disminuye en periodos de crisis. Lo más escandaloso de todo es que aún estando en una etapa de desastre económico y que la mayoría de las personas tengan que apretarse el cinturón, la sociedad de consumo sigue adelante y todos seguimos pendientes de lo próximo que nos podemos comprar.
Con la aparición del ocio y el tiempo libre la sociedad consumista ha ido en aumento, la bonanza económica que vivió EEUU en los años 50 inició una tendencia que poco a poco se fue extendiendo a otros países ricos en Europa y que ya ha alcanzado a prácticamente todas las sociedades desarrolladas que hay en el planeta.
La sociedad de consumo es el tipo de sociedad en la que muchas personas compran la falsa idea de que determinados objetos son indispensables para su felicidad. Sin embargo, cuando consiguen el objeto, se dan cuenta de que el placer por obtenerlo ha desaparecido y necesitan ir a por otra cosa, a un nuevo objeto de consumo. Esta mentalidad, tan presente en el siglo pasado y en este siglo XXI, ha dado lugar a lo que se denomina los “consumistas”. Esas personas que están ansiosas y obsesivas por poseer cada vez más y más objetos, con la ilusión de que estos le van a hacer más feliz. Todo este sentimiento, esta voluntad de poseer objetos materiales está relacionado con la seguridad interna de la persona. Alguien que se siente inseguro de si mismo cree que al tener va a logar ser.
La cultura occidental está basada en cómo nos ven los demás, es muy importante la mirada de los otros y por ello desde que nacemos crecemos con la idea del aparentar, y para ello es muy importante hacerse con adornos materiales que nos permitan lucirnos ante la sociedad que nos rodea. Este “lucirse” tiene su base en rodearse de objetos materiales para darte un cierto estatus, suplimos con estos objetos nuestras carencias personales.
En las grandes ciudades es donde la tendencia al consumismo se ha dado en una mayor medida con respecto al campo. Estas ciudades están basadas en el consumo, en la búsqueda de la aprobación social y en el hecho de exhibirse.
La manera de combatir esta sociedad consumista, que aunque no quiera admitirlo, sigue estando basada en el “tanto tienes tanto vales”, es buscando un cierto desapego material. Pero este desapego tampoco tiene que ser total, ya que tampoco es bueno estar en contra de los objetos que necesitamos para la vida diaria. La idea es encontrar el equilibrio y aprender a disfrutar de las cosas que nos rodean sin necesidad de hacer un apego obsesivo o ansioso. Pero por encima de todo, alejar la idea de que cuanto más tengamos más felices seremos y mejor nos verán los demás.
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