lunes, 30 de marzo de 2009

El artista, ese gran creador de cultura


La cultura en su totalidad es la expresión de los humanos como seres pensantes y que por lo tanto crean, adquieren costumbres, signos de identidad, etc. Pero aunque la cultura sea de todos, cuando yo pienso en “cultura” me es inevitable pensar en el arte y en los artífices de ésta. He aquí una pequeña reflexión sobre el mito del artista incomprendido, el genio creador de aquella cultura de la belleza en sí.

La cultura individualista nos lleva a endiosar la figura del artista. Ese ser un tanto incomprendido, fuera de su tiempo, tocado por un don que es capaz de crear obras que rozan la genialidad y que, precisamente por ello, han sido universalmente valoradas como obras de arte. Está claro que no todos somos capaces de producir ese tipo de obras, aquellas que superan la mediocridad y que por ello conocerlas da muestra de la cultura general de uno mismo.

Muchos de los grandes genios de la historia de la humanidad tuvieron una vida en la que pasaron problemas financieros porque su obra no era entendida ni valorada por los coetáneos de su época, o que simplemente pasaron problemas con encontrarse a sí mismos y a su propia obra. Consecuencia del ir a contracorriente, crear nuevas tendencias, innovar o simplemente darlo todo por la creación de la obra. El artista se sumerge en la plasmación de lo bello, porque eso es su vida, es su objetivo máximo. Pocos han podido entender este modo de ver la vida y el arte, sobre todo los que han sido contemporáneos de los grandes artistas.

Hay una frase que me gusta mucho, y que creo que define muy bien la idea romántica del artista más absoluto, aquel que entrega su vida y su cordura por la creación de su obra:

“La salvación del hombre como artista entraña la condenación del artista como hombre”

Gracias a los artistas tenemos en nuestras manos, en el legado cultural, las más hermosas creaciones de la humanidad. Gracias a estos hombres que en su búsqueda de la belleza supieron plasmar en obras de arte su sensibilidad.

El romanticismo nos trajo la idea del artista que va en contra de la sociedad, que se siente incomprendido y cuyo estado de ánimo es comparable a un mar en plena tormenta. Otro mito es el del artista bohemio, aquel que malvivía en París gestando obras tan dispares como Las flores del mal. Pero no todos los artistas han sido unos marginales que vivían fuera de la sociedad. Hay muchos que pueden presumir de haber sido de clase burguesa o incluso de la nobleza. Pero todos los artistas son especiales, todos tienen algo que les diferencia del resto, que les aparta de lo corriente y eso es lo que les eleva al grado de artistas. Gran parte de nuestra cultura se la debemos, y hoy mi blog se lo dedico a ellos, a estos grandes creadores de cultura.


RECOMENDADOS

- Muerte en Venecia de Thomas Mann. También muy recomendable la adaptación cinematográfica llevada a cabo por Luchino Visconti

- La obra de Émile Zola


martes, 24 de marzo de 2009

Rock en la noche de Barcelona



Tras el éxito de los conciertos este fin de semana en Madrid y Barcelona, el grupo THE KILLERS, se ha consolidado ya como un verdadero fenómeno de multitudes. Lo que en un principio empezó como un grupo más de rock indie norteamericano se ha convertido en una de las bandas más populares entre las masas. De ello son testigo las 15.000 personas que acudieron a su concierto en Madrid y las 9.000 que lo hicieron en el de Barcelona este fin de semana, cuyas entradas se agotaron apenas unas horas más tarde de salir a la venta. Tuve la suerte de conseguir unas entradas y el sábado pude disfrutar de ver cantar a The Killers en directo, en el concierto que ofrecieron en el Pabellón Olímpico de Badalona. Allí, a las diez menos cuarto de la noche y tras varias horas de cola para conseguir un buen puesto cerca del escenario, el pabellón empezó a vibrar al son del famoso nuevo single Human.

Desde la multitud de gente que se encontraba de pie en el centro de la pista, alcanzaba a ver claramente al carismático líder de la banda, Brandon Flowers, cantando con ese chorro de voz que tiene y sin parar de moverse de arriba abajo en el escenario, como poseído por el mismo entusiasmo que se podía sentir entre un exultante público. En su presentación el cantante se rindió a su público: “Buenas noches, somos The Killers, para serviros”, y con su chaqueta con plumas y pantalones pitillo que le conferían un aspecto de lo más extravagante, el líder del grupo tomó aire para ya no dejar de cantar hasta el final del concierto.

El escenario estaba decorado con unas exóticas palmeras y con la característica “K” que es ya todo un icono de la banda. Como fondo, una pantalla de luces que iban cambiando según la canción y que en ocasiones mostraba partes de sus videoclips, especialmente llamativo el de su éxito Bones, con unos macabros esqueletos cantando y bailando.

Tras el arranque con la más que conocida entre el gran público Human, que pertenece a su último álbum, el más comercial, pasaron a un repertorio de sus temas más famosos. Desde Somebody told me, Read my mind, All these things that I´ve done hasta Sam´s Town. Tampoco podía faltar su ya mítico tema Mr.Brightside, que hizo vibrar a todos sus fans en el momento estelar de la noche con una mezcla de gritos, brazos al aire, saltos y mucha, mucha música.

La traca final del concierto, cuando todos nos preguntábamos con qué canción iban a cerrar esa gran noche, Brandon Flowers hizo saber al público que tocaría “one last song”. Y así lo hizo. No había mejor manera de cerrar el concierto que con la gran When you were Young. Y tras este apoteósico final, con fuegos artificiales y luces incluidas, apareció en la pantalla de fondo el nombre del grupo con los colores de la bandera catalana para perplejidad de los allí presentes.

Seguramente el sonido del concierto hubiese podido ser mejorable, y la voz de Brandon quizás flaqueó en algún momento. Pero teniendo en cuenta el ritmo acelerado de sus canciones y toda la gente que las estaba cantando a grito pelado, la verdad es que una ni se daba cuenta casi de si el sonido era bueno o malo. Sólo de que las canciones que iban sonando extasiaban al público que no paraba de cantar los éxitos del grupo y de seguir bailando y disfrutando al ritmo de The Killers.


Enlaces relacionados:

Video del concierto en el Pabellón Olímpico de Barcelona (Tema: Mr.Brightside)

http://www.youtube.com/watch?v=zMzQ4XLV89Q&NR=1


Videoclip Human

http://www.youtube.com/watch?v=n6r4KT8-VX0


Videoclip When you were young

http://www.youtube.com/watch?v=YxdrHbp6FzA&feature=channel


Videoclip Bones

http://www.youtube.com/watch?v=ar5BKXg60ME&feature=channel

domingo, 22 de marzo de 2009

En la ciudad de Nápoles




Cuando llego a la ciudad de Nápoles en taxi desde el aeropuerto de Capodichino, de repente me invade una sensación de caos y de desorden. Ocurre al ver todas esas motos que se van cruzando por un lado y por otro, que parece que todo el rato el conductor se las vaya a llevar por delante o que en cualquier momento nos vaya a salir una de cualquier sitio y vayamos a tener un accidente. Pero no, el conductor napolitano ya está acostumbrado a este inmenso caos de tráfico y de personas, y con su habitual destreza consigue dejarme en mi destino tras un paseo, lo mínimo, movidito.

Nápoles es una ciudad de costa, toda ella está abocada hacia el mar. Los distintos niveles de la ciudad hacen que siempre tengas a la vista el azul del mediterráneo y la portentosa presencia del Vesubio, cobijando la ciudad. Su situación geográfica es perfecta, por ello tantos reyes establecieron en esta ciudad sus residencias en el pasado (está llena de castillos medievales y renacentistas). Las temperaturas son suaves, suele hacer sol y el mar está siempre allí. Pero no se puede decir que Nápoles sea la típica ciudad turística a la que iría una pareja a pasar un fin de semana, esto no es Florencia ni Venecia, estamos en el sur de Italia y eso se respira en el ambiente. El viajero que va a Nápoles debe ir preparado, mentalizado de que va a una gran ciudad, con muchísima gente, para ver lo más auténtico de la vida urbana en Italia. En el centro histórico de la ciudad, la parte más vieja, las calles son un cúmulo de casas con muchas ventanas, con las fachadas poco arregladas e incluso con una sensación de descuidado. Los niños y los ancianos deambulan por las calles gritándose en un ruidoso dialecto napoletano y las míticas mammas llaman a sus retoños a cenar un gran plato de pasta tras haber colgado toda la ropa a secar en el balcón que da a la calle.

Recorriendo las calles más turísticas ves muchos edificios antiguos, muchas casas de época barroca... Nápoles se aparece como una ciudad vieja, que ha visto mucha historia, que ha vivido muchas épocas. Los napolitanos van de arriba abajo, con sus ropas a la última moda y por la calle no paras de ver grupos de chicos y chicas jóvenes vestidos con las típicas chaquetas italianas de cuero con un plumero en el cuello y las gafas de sol de avispa en la cara. El barrio de Posillipo es un barrio residencial donde hay grandes casas antiguas que tienen la vista sobre el golfo de Nápoles, y donde además hay unos parques preciosos. Concretamente me quedo con uno en esa zona que se llama Parco Virgiliano, donde la mezcla entre el verde del parque y el azul del cielo con el sol que hacía ese día en plena primavera lo convierten en uno de los rincones más encantadores de la ciudad.

Si vas a Nápoles es un pecado irse de la ciudad sin haber probado una auténtica pizza napolitana. Se dice que fue en esta ciudad donde esta famosa comida nació, y la verdad es que una vez has probado una pizza en Nápoles, todas las demás pizzas del mundo, incluso en la propia Italia, te parecen insignificantes. Los dulces típicos napolitanos también son espectaculares, sobre todo el babà con Nutella, un especie de bizcocho con un toque de ron al que si le añades el chocolate Nutella es toda una delicia para los sentidos. Por el centro de la ciudad hay muchas pastelerías que ponen en sus escaparates toda una colección de estos dulces a los que es muy difícil resistirse.

Tampoco puede faltar un paseo al atardecer por via Partenope, una amplia calle que bordea el mar y que por la tarde se llena de parejas napolitanas que acuden al espectáculo de ver el sol ponerse en el horizonte del mar mientras el cielo se tiñe de tonos anaranjados y rosados. Eso sí, cada dos metros del recorrido en esta calle encuentras el chico con su chupa de cuero que coge fuertemente a su ragazza, embadurnada con maquillaje.

Y si alguno se esperaba que hablase de la mafia... lo cierto es que es un hecho en esta ciudad. La Camorra en Nápoles es una triste realidad social, pero eso una turista como yo no lo percibe, y por eso, aún sin cerrar los ojos ante tal evidencia, no voy a entrar en el asunto aquí. La impresión que me dejó esta ciudad es que es un lugar distinto, caótico, una ciudad muy del sur. No es la típica ciudad italiana, pero a la vez es la ciudad donde me ha parecido que los tópicos de este país se concentran de manera más potente y donde el griterío, la pizza, el calcio y la mamma están más presentes que nunca: definitivamente estaba en Italia.

domingo, 15 de marzo de 2009

Nuestro particular viaje a Ítaca



Todos conocemos a Odiseo o Ulises, todos hemos oído hablar de Ítaca y Penélope (no la del Oscar, sino la de Homero). El viaje de Ulises duró veinte años, y los que hayan leído La Odisea sabrán que no fue un viaje precisamente sencillo y sin contratiempos. Al héroe griego le surgieron varios imprevistos en su camino a casa y conoció muchos personajes fascinantes, algunos de ellos inmortales, otros ya muertos y otros de un solo ojo. Visitó los infiernos e incluso el paraíso carnal; y en algún momento estuvo a punto de desistir en su viaje y abandonar su regreso a su amada patria. Pero Ulises finalmente regresó a Ítaca.

A todos nos gustaría que nuestro viaje por la vida fuese tan apasionante y con tanta aventura como el viaje que hizo Ulises desde Troya hasta Ítaca. Conocer todas esas cosas que él supuestamente pudo ver y sentir. Os aseguro que con todos los peligros que pasó Ulises, muchos cambiarían cualquier vida tediosa y monótona del mundo moderno por una vida heroica como la que tuvo el rey de Ítaca en la misteriosa y mitológica Grecia creada por Homero. Pero está claro que ese mundo no existe, y que la vida no es tan heroica ni tan mágica como nos la pintan la literatura homérica y los mitos.

No pretendo dar una lección sobre filosofía ni tampoco que el lector acabe con la visión un tanto pesimista de lo que es para mí la realidad de la existencia humana. Pero sí voy a mencionar el poema Ítaca, donde Konstantínos Kaváfis realiza una analogía entre el famoso viaje de Ulises a su patria y el viaje que todos emprendemos al nacer. Cada cual puede hacer su propia interpretación de lo que significa para sí mismo Ítaca según su propia experiencia personal. Para mí en este poema Ítaca representa el puerto al que todos iremos a parar, es decir, el destino humano por excelencia: la muerte. El viaje de Ulises es, por lo tanto, el camino de la vida que nos conduce al final.

Kaváfis habla del largo recorrido por hacer, de las aventuras y las vivencias por venir en nuestro viaje que compara en forma de metáfora con las vicisitudes que tuvo que afrontar Ulises durante su odisea para llegar a su anhelado hogar. Lo cierto es que la palabra odisea se usa hoy en día comúnmente para hacer referencia a un largo y difícil cometido o a un viaje con muchas dificultades, lo que para Kaváfis no es otra cosa que la vida misma.

Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.

Sin ella, jamás habrías partido;

mas no tiene otra cosa que ofrecerte


Efectivamente, Ítaca es el paradero final, y como dice Kaváfis “no tiene otra cosa que ofrecerte”. Es a la vez la meta y el punto de partida. Es el volver al inicio de todas las cosas después de haber pasado todas las dificultades que nos presenta la vida. La idea positiva que desprende todo el poema de intentar aprovechar al máximo el viaje de la vida, el intentar verla como una aventura, transmite un cierto optimismo. Albergo alguna esperanza de que la vida pueda tener una cierta aventura o alguna cosa más que un simple cúmulo de experiencias de placeres efímeros, aunque sé que nunca comparados con las de Ulises claro.

Pero nuestra odisea particular dista mucho de ser tan apasionante como la del héroe griego, aunque seguramente nos traiga más de una sorpresa y más de una dificultad que afrontar. El viaje de la vida de la mayoría de personas actualmente se me aparece como un rio que nos lleva, nos arrastra hacia Ítaca rodeados de las banalidades de la vida cotidiana sin la posibilidad de enfrentarnos a Cíclopes, ser tentados por sirenas, codearnos con los dioses olímpicos o visitar el Inframundo.

Quizás si tuviésemos la opción de elegir una vida como la de Ulises, nuestro viaje a Ítaca realmente sería como el que describe Kaváfis y realmente tendríamos la esperanza de que fuese un cúmulo de experiencias y verdaderas emociones. Pero parece ser que la sociedad de hoy en día nos ha encerrado en la monotonía que todos perseguimos sin remedio: encontrar un trabajo, encerrarnos en un despacho, crear una familia y esperar a que lleguen las facturas, la hipoteca, las discusiones y hoy en día encima, (y siento que sea una palabra tan recurrida) la crisis. Y nos inmiscuimos en todo esto porque creemos que será un paso más hacia la tan ansiada felicidad, que ello nos creará un bienestar pero que sin embargo al final solamente lo saborearemos de manera efímera en determinados momentos de nuestro arduo viaje.

Me imagino que si Ulises hubiese existido, también hubiese visto sus propias crisis en su época, pero al menos él podía hacer algo para remediarlo, al fin y al cabo era el rey de Ítaca y uno de los legendarios héroes de Troya. Su viaje acabó hace muchísimo tiempo pero, aún así, es eterno. Ante la realidad de nuestro viaje no queda más remedio que intentar hacer que este tenga, aún con sus limitaciones, todos esos buenos momentos y esos detalles que lo enriquecen, pero sobre todo, que nos permita retener siempre la mínima ilusión de poder viajar y descubrir la felicidad lejos de lo material y caduco, aunque al final todos los viajes nos conduzcan a Ítaca.


ENLACÉS DE INTERÉS

http://www.cica.es/aliens/gittcus/kavafis

http://www.tuaventura.org/

domingo, 8 de marzo de 2009

El "arte" del expolio

A finales del mes pasado se realizó una subasta en el Gran Palais de Paris, donde se subastaban las obras de arte de la colección del fallecido modisto francés Yves Saint Laurent, y de su pareja, Pierre Bergé. La polémica vino dada por la venta de dos antigüedades de bronce del arte chino. Dos pequeñas piezas de 40 centímetros cada una, que fueron vendidas por 31,4 millones de euros y que destaparon las quejas del gobierno de China. El motivo de éstas, es que estas antigüedades procedían del saqueo del Palacio de Verano de Pekín cometido por soldados franceses y británicos en 1860; y aunque fueron compradas por Yves Saint Laurent legalmente, el gobierno chino reclama su repatriación por su pertenencia legítima a China y por ser un patrimonio cultural del país que fue arrebatado por los europeos de manera deliberada. “En la historia moderna, las potencias imperialistas occidentales saquearon muchos objetos artísticos chinos en el Palacio de Verano y esas piezas deben volver a China”, declaró el portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores.


Este caso, es otro de los miles que nos remiten una vez más al problema del expolio, que forma parte del arte desde sus inicios, pero encuentra sus momentos de mayor cumbre en épocas de guerra y de pobreza. Hitler y Napoleón son dos claros líderes exponentes de estas agresiones contra el patrimonio cultural de un país, que suele incluir robos, requisas o ventas irregulares. El expolio nazi de obras de arte europeas fue de tal magnitud, que sólo en Francia fueron expoliadas 100.000 obras. Pero la lucrativa empresa de Hitler tiene un claro antecedente en Napoleón y en su saqueo de las obras de Velázquez, Goya y Murillo en España.

Actualmente muchos países se movilizan y están a la espera de ver si su patrimonio artístico es devuelto a su país de origen. Dan la culpa a los museos, que durante el siglo pasado adquirieron obras de procedencia dudosa; pero la mayoría se eximen subrayando la labor de conservación y protección que ellos ejercen sobre las piezas artísticas. Estos museos defienden su postura porque dicen que preservan las obras en unas condiciones que difícilmente podrían tener en su país de origen, donde sufren peligro de deterioro y de mal cuidado. En este punto surge de nuevo la polémica ¿dónde están mejor preservadas las obras? Las opiniones se dividen, según los intereses, entre defensores y detractores de mantener obras de arte que pertenecen a un país en otro.


Un caso que encuentro particularmente indignante es el del Museo Británico de Londres. Es una descarada colección de los robos de la potencia europea durante el Imperialismo; cuentan con obras importantísimas para el patrimonio cultural de muchos países, y algunos de ellos ya llevan años haciendo solicitudes formales para que se devuelvan las obras al país de origen.

El gobierno de Grecia lleva mucho tiempo pidiendo la repatriación de las esculturas y frisos del Partenón a Atenas, donde les correspondería estar, con el resto de antigüedades pertenecientes a la Acrópolis. Pero de momento casi todo ha sido en vano. La respuesta de los ingleses siempre es la misma: una negación rotunda alegando que donde mejor se preservarán las obras es en el Museo de Arte Británico y añade: “Los frisos del Partenón han sido piezas centrales en el museo durante casi doscientos años. El Museo Británico es un museo universal, que visitan cinco millones de personas de todo el mundo todos los años de manera gratuita" ha declarado el director del museo, jactándose de dirigir uno de los museos más importantes del mundo en antigüedades, eso sí, antigüedades que pertenecen a otros.

Este es un claro caso de expolio deliberado. El robo de las piezas del Partenón se hizo a manos de un aristócrata británico que era embajador en el Imperio Otomano (a principios del siglo XIX incluía Grecia), y que decidió llevarse los frisos del Partenón para decorar su nueva mansión escocesa a la que quería darle un “aire griego”. Finalmente el embajador acabó sacando mucho dinero vendiendo las obras al gobierno británico. Y ahora, casi doscientos años después, el gobierno griego sigue reclamando unas piezas artísticas que son legítimamente propiedad artística y cultural de Grecia, que deben estar en Atenas de donde fueron expoliadas años atrás de manera ilícita.

¿No es absurdo pensar que para ver parte de las maravillas del arte griego hemos de ir hasta la capital británica? donde además veremos las obras en un ambiente totalmente descontextualizadas. Quizás la cada vez mayor conciencia de estos “escándalos artísticos” acaben devolviendo los frisos al Partenón, donde los atenienses soñaban que estuviesen por toda la eternidad para recordar la grandeza de Atenas; aunque visto el panorama, las esperanzas son pocas.

lunes, 2 de marzo de 2009

El cine de tópicos: a la conquista del extranjero

El cine es muy a menudo un hervidero de tópicos. En la creación de una determinada estética cinematográfica, la recurrencia a ellos es muy común e incluso es prácticamente imposible huir de ellos a la hora de reflejar un país o una cultura. Pero muchos cineastas usan los tópicos de manera intencionada en sus obras porque saben que haciendo uso de ellos la película tendrá más posibilidades de éxito.

Haciendo referencia a los últimos éxitos cinematográficos, películas como Slumdog Millionaire o Vicky Cristina Barcelona son producciones que retratan a dos países muy distintos: la India y España. Su recurrencia tan marcada a los modelos típicos de los respectivos países que se reflejan en los films nos remite a una idea muy clara: el tópico triunfa, al menos, entre las masas.


Slumdog Millionaire, la última película del director inglés Danny Boyle, inspirada en el cine indio, hace un uso de los tópicos sobre este cine sin tapujos: el chico pobre que se convierte en rico porque ese era su destino, que es un joven de carácter noble y que está perdidamente enamorado. Pero no es ninguna novedad, ya que desde siempre, Bollywood ha hecho un cine lleno de tópicos, y esa, junto con sus números musicales, han sido la clave de su enorme éxito entre el público indio e internacional. Las películas de Bollywood son un conjunto de arquetipos románticos de los amantes cuyo destino acaba entrecruzándose. Normalmente el hombre es de clase baja, la mujer pertenece a una buena familia y siempre encuentran muchos obstáculos para su amor que al final se ve realizado. Las películas utilizan, a sabiendas de ello, el colorido, la magia, el exotismo tan característicos en el imaginario colectivo sobre la India. Este uso de tópicos es una constante y un rasgo común de la industria, que no se avergüenza de ello. Los bailes, el amor, las canciones, las ropas con mucho color… elementos esenciales en las películas Bollywood, que pretende ser un cine de evasión de la dura realidad a la que se enfrentan cada día los habitantes de la India.

Mark Twain resumió la visión de la India: "India, la tierra de sueños y romances, de miserias y riquezas fabulosas, de esplendor y harapos, de palacios y barracas, de hambre y plagas, de gigantes y genios y lámparas mágicas. El país de cien naciones y lenguas, de mil religiones y dos millones de dioses”. En estas palabras de Twain se refleja muy bien lo que el público espera cuándo va a ver una película de la India, y esto, en una versión muy actual, es lo que nos refleja Slumdog Millionaire. Como prueba de que el tópico vende tenemos los resultados de la última gala de los Oscars: la película del chico indio de Danny Boyle fue la gran triunfadora de la noche.




En el caso de España el dicho “el tópico vende” se repite una vez más. España; tierra de los toros, las sevillanas, el buen vino, el flamenco, la guitarra… ésta es la concepción más clásica de nuestro país en el extranjero. Las mujeres son pasionales, con el cabello moreno, de ojos oscuros y mirada intensa; los hombres son Latin Lovers, el “macho” por excelencia. Échenle un vistazo al último film de Woody Allen, Vicky Cristina Barcelona, y verán como el prestigioso cineasta norteamericano hace un uso del tópico más obvio. Dejando de lado los recursos de “postal de Barcelona” con largas tomas de las turistas americanas recorriendo los lugares más típicos de la ciudad; el vino tinto y la guitarra española son omnipresentes en la película.


Los protagonistas hispanos no podían ser otros que nuestros actores más españoles, aquellos que representan la esencia, los modelos femenino y masculino de lo español: Penélope Cruz y Javier Bardem. La primera en el papel de la pasional e histérica María Elena y el segundo en su rol de Latin Lover bohemio y conquistador. No es de extrañar que este dúo de talentos de nuestro país hayan sido nuestros actores más internacionales, los que más han triunfado en el extranjero cosechando incluso el galardón más preciado en Hollywood: el Oscar. Y digo que no es de extrañar porque es otra prueba más de que los tópicos son lo que a los espectadores más les gusta ver. El film de Allen es una de las producciones más vistas de este director en los últimos años en EEUU.


Ya lo adivinó Berlanga, cuando en su película Bienvenido Mr.Marshall, el alcalde del pueblo de Villar del Río, ante la inminente visita del embajador norteamericano, decide que su pueblo adopte las peculiaridades y apariencia de una localidad típicamente andaluza. Hace a sus habitantes disfrazarse de folclóricos y les hace tocar flamenco y bailar sevillanas para complacer al embajador norteamericano dándole una imagen de la España que se percibía en el extranjero, la España que éste se esperaba encontrar.


Enlaces de interés:

Trailer Vicky Cristina Barcelona:
http://www.youtube.com/watch?v=yQISJtJDeFc

Baile de Aishwaraya Rai en un film Bollywood. Una de las actrices más famosas de Bollywood con fama internacional:
http://www.youtube.com/watch?v=vewp4vJojac&feature=related



Web de la revista Fotogramas, con ficha, crítica, entrevista al director de Slumdog Millionaire y fotografías de la película:
http://www.fotogramas.es/Peliculas/Slumdog-Millionaire